El noreste de Tailandia es la región menos desarrollada del reino de Siam. Conocida como Isan, esta se parece más a Laos o Camboya que al resto del país.
No hay sitio más virgen, salvaje e inaccesible para los turistas, que las áreas remotas del noreste de Tailandia. La mayoría de los extranjeros solo cruzan estas tierras de camino a Laos o Camboya. Conocido como “Isan”, el noreste de Tailandia es totalmente un viaje al pasado, donde la cultura thai y lao se mezclan por completo, dando lugar a unas diferentes costumbres y tradiciones a los habitantes de esta zona.
El poderoso río Mekong, utilizado tanto por los thais como los habitantes de Laos y Camboya en su día a día, separa esta hermosa región, haciendo una frontera natural de los países vecinos. La cálida hospitalidad que ofrecen a los extranjeros, debido a su ímpetu por conocerlos y hablar con ellos, hace que a uno lo reciban siempre de brazos abiertos, con ganas de intercambiar historias utilizando el poco inglés que conocen. Estos pequeños detalles hacen que uno se lleve un buen sabor de boca de esta zona rural.
El legado que dejaron hace muchos años los reyes de Angkor Wat en la zona de Isan en forma de templos, es una de las principales atracciones de la zona. Creando una ruta sagrada llena de historia, desde la antigua Ayutthaya, hasta los verdaderos templos de Angkor Wat en Camboya, Isan se convierte en un punto intermedio más de este recorrido para los visitantes más curiosos.
Pero aquí no es todo campos de arroz y templos, las coloridas y animadas fiestas propias de esta región son un magnífico escenario para degustar su picante gastronomía, catar whiskey de arroz de peligrosa resaca, y ver sus costumbres e intercambiar frases de inglés por expresiones del dialecto regional.
Para indagar más en este terreno que siempre le deja a uno con ganas de volver, podríamos separar la región en diferentes áreas.
Zonas del noreste de Tailandia
1 – Centro de la región
Lleno de campos de arroz que juntan esta zona con el centro del país. La región central de Isan es un sinfín de pequeños pueblos donde la gente pasa de camino a Bangkok por el sur, o sirve de apeadero para los que viajan hacia Chiang mai más al norte. Aquí la vida es simple, tranquila y se trabaja en la agricultura como principal fuente de motor económico. Pero si se tiene suficiente tiempo, parar en alguna de sus ciudades más conocidas como Nakhon Ratchasima le servirá a uno como iniciación al noreste.
2 – Sur de Isan
El triángulo de oro que forman Camboya, Laos y Tailandia, justo en un punto de esta área, era uno de los atractivos que supuestamente había de hacer llegar a masas de visitantes cargados con las mochilas y cámaras fotográficas en mano.
Pero los locales, preparados para vender todo tipo de recuerdos a los turistas, quedaron decepcionados al ver que la cosa realmente no fuera así. Cuando todos daban por perdido el degoteo de turistas al triángulo de oro, como un soplo de aire fresco Pakse en Laos, cautivó a los mochileros que querían cruzar la frontera por esa zona y les venía de perlas una parada en Ubon Ratchatani, para descansar y reponer fuerzas antes de cambiar de estado.
3 – Norte de Isan
Probablemente, este sea el punto más transitado del noreste tailandés. Sus ciudades como Khon Kaen, Udon Thani y Nong Khai, son los perfectos ejemplos de que esta parte del país, poco a poco, va modernizando-se, e intentan ser miniaturas de su principal ejemplo, Bangkok.
Perfectas para visitar de camino a la capital de Laos, estas ciudades pueden servir para sacar dinero antes de entrar en Vientiane, donde encontrar un cajero automático con servicio internacional es más difícil, o gozar del aire acondicionado de un 7Eleven antes de perderlos de vista por completo justo antes de abandonar Tailandia y pasar por el puente que une los 2 países.
Las diferencias de esta región con todas las otras, hacen que el noreste de Tailandia sea un diamante en bruto que atrae a los que desean una ruta fuera de lo común. Una ruta para los que desean arriesgarse y probar de visitar un sitio sin mucha infraestructura turística, donde los carteles en inglés brillan por su ausencia, y en los templos los monjes observan con curiosidad a los pocos extranjeros que merodean por allí a diferencia del centro o sur de Tailandia.
